12 de agosto de 2010

perséidas



surcos de luminosa incandescencia

como lágrimas celestes
como livianas gotas de neón acariciando la noche.

este recorrido estelar me recuerda
que una madrugada de agosto [hace ya años]
lancé un deseo a las estrellas yacentes:

estar como estoy hoy.

3 comentarios:

JuanMa dijo...

A veces, los deseos se cumplen... (Y más se le piden a las estrellas).

Besos brillantes.

Paz dijo...

Te echo de menos ¿sabes?

Paz dijo...

En el fondo, sé que estás aquí. Y ya comprendo que Vera es absorbente, cómo no iba a serlo :).
Es la vuelta a Madrid, ya sabes.