
Lágrimas de impotencia y de rabia.
lloro como maestra. Como madre. como ciudadana.
Mis lágrimas nacen y brotan al contemplar, una y otra vez, y cada vez más, el atentado a los derechos más fundamentales de los seres humanos.
Mis lágrimas no curarán los golpes de los críos que luchan por lo que se merecen, una calidad en la enseñanza, pero mi voz, junto con la de todos, sí puede lograr algo.
Nuestra dignidad está siendo abofeteada en cada esquina de Valencia.
Nuestros derechos.
Y los de nuestros hijos.
No somos "el enemigo".
Somos, sencillamente, ciudadanos que luchan por mantener aquello que nuestros familiares, no tan lejanos, ya lograron corriendo de otros Nacionales.
Nuestra fuerza es la unión pacífica de ideas y derechos comunes.
lloro como maestra. Como madre. como ciudadana.
Mis lágrimas nacen y brotan al contemplar, una y otra vez, y cada vez más, el atentado a los derechos más fundamentales de los seres humanos.
Mis lágrimas no curarán los golpes de los críos que luchan por lo que se merecen, una calidad en la enseñanza, pero mi voz, junto con la de todos, sí puede lograr algo.
Nuestra dignidad está siendo abofeteada en cada esquina de Valencia.
Nuestros derechos.
Y los de nuestros hijos.
No somos "el enemigo".
Somos, sencillamente, ciudadanos que luchan por mantener aquello que nuestros familiares, no tan lejanos, ya lograron corriendo de otros Nacionales.
Nuestra fuerza es la unión pacífica de ideas y derechos comunes.