
Un suave aroma a limón
desnuda el paladar de la memoria,
cuatro notas inertes, suspendidas y átonas
susurran el poniente en las caderas del viento
y el silencio y la sed
perfilan los contornos del páramo del alma.
Desde la oblicuidad de la penumbra
acontecen las horas del desvelo.
Sueñan las piedras de orgánica materia.