perséidas
surcos de luminosa incandescencia
como lágrimas celestes
como livianas gotas de neón acariciando la noche.
este recorrido estelar me recuerda
que una madrugada de agosto [hace ya años]
lancé un deseo a las estrellas yacentes:
estar como estoy hoy.
3 comentarios:
A veces, los deseos se cumplen... (Y más se le piden a las estrellas).
Besos brillantes.
Te echo de menos ¿sabes?
En el fondo, sé que estás aquí. Y ya comprendo que Vera es absorbente, cómo no iba a serlo :).
Es la vuelta a Madrid, ya sabes.
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