los ojos del miedo sumiso
las horas de insomnio
la lluvia en el corazón
la desconfianza y la rabia
la falta de fe
el deseo frustrado
la mirada mezquina
el charco de alquitrán
las manos que maltratan
los labios que no besan
el sexo rutinario
los parques sin niños, sin pájaros, sin parques
el gris en el armario de los sueños
el iva del rencor
y esta alergia a Madrid
al fuego, para que así,
ardiendo durante esta noche
se consuma para siempre
lo viejo, lo que ya no me sirve,
y así, mañana
al abrir las ventanas
todo
huela a nuevo.
3 comentarios:
me alegro que el fuego te haya devuelto : )
Que del fuego salgan chispas. Chispas de besos, de Magia, de colores (no sólo en los sueños).
Un beso y un abrazo.
El fuego tiene el defecto y al mismo tiempo la virtud de que por donde pasa obliga a empezar desde cero, sin dejar pistas de que hubo vida antes de su visita a ese lugar...
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